miércoles, 7 de enero de 2015

La Restauración

La Restauración:


Derrotado  Napoleón,  y  con  él  la  Revolución  Francesa,  las  potencias  europeas vencedoras procedieron a tratar de restaurar el orden político y territorial que existía en Europa antes de la Revolución. Este proceso y este período se conocen con el nombre de la Restauración. En líneas generales, la Restauración supuso:  
  • Volver a imponer el Antiguo Régimen en todos los territorios europeos. Esto quiere decir que se restauró la monarquía absoluta y la sociedad estamental.  
  • Establecer un equilibrio territorial entre las principales potencias europeas para que ninguna destacara mucho sobre las otras. 
  • Imponer  medidas  de  control  y  de  represión  para  que  las  ideas  liberales propagadas por la Revolución Francesa no pudieran difundirse.  
Aunque  el  retorno  al  Antiguo  Régimen  era  ya  complicado,  porque  los  pueblos  de Europa se habían impregnado de las ideas liberales de la Revolución Francesa, durante 15  años  los  principales reyes  absolutistas  mantuvieron  el  control  de  la  situación, apoyándose  en  un  tratado  de  paz que regulaba  las  relaciones  internacionales (suscrito en el Congreso de Viena de 1814 y renovado varias veces) y en una alianza militar de apoyo mutuo contra los intentos revolucionarios: la Santa Alianza. Una Europa organizada por las potencias absolutistas. El congreso de Viena.  
El sistema de la Restauración se organizó en el Congreso de Viena, una reunión en la  que  los embajadores  de  los  países  vencedores  de  Napoleón  se  pusieron  de  acuerdo para sentar las bases del nuevo orden internacional. Los aspectos más destacados que se 
acordaron en el Congreso de Viena fueron: 
  • La  restauración  en  sus  tronos  de  las  monarquías  legítimas  que  habían  sido destronadas por la Revolución Francesa y Napoleón. En caso de haber fallecido los  reyes  depuestos,  se pondría  en  el  trono  a  sus  herederos  legítimos.  Por  este acuerdo  la  dinastía  de  los Borbones  volvió  al  trono  en  Francia  (con  Luis XVIII,  hermano  de  Luis  XVI,  ejecutado durante  la  Revolución)  y  en  España (con  Fernando  VII,  hijo  de  Carlos  IV,  a  quien Napoleón  arrebató  el  trono  de España).
  • El poder de los monarcas sería absolutista, como antes de la Revolución. Y si  algún  monarca tuviera  problemas  en  su  país  para  mantener  el  gobierno absolutista, el resto de reyes le apoyarían de forma inmediata. 
  • El  mapa  de  Europa  se  intentó  devolver  al  estado  anterior  a  las  guerras napoleónicas, deshaciendo algunos países que habían nacido bajo la protección de Napoleón (como Italia y la Confederación del Rhin) y despojando a Francia de todos los territorios que había conquistado a sus vecinos. Bueno, y ya de paso de  algunos  más.  En  general,  las  potencias  vencedoras intentaron  establecer un equilibrio territorial entre ellas para que ninguna destacara por encima de las otras  y tuviera la tentación de intentar imponerse al resto de Europa, como había hecho Francia con Napoleón. 
Un pacto para la defensa del absolutismo. La Santa Alianza. 

Para afianzar los acuerdos del Congreso de Viena, los principales reyes absolutistas de  Europa firmaron  una  alianza  militar,  llamada  la  Santa  Alianza.  Los  monarcas  de Austria,  Rusia  y Prusia,  fueron  los  impulsores,  aunque  luego  fueron  sumándose  otros monarcas absolutistas, como Luis XVIII de Francia y Fernando VII de España. Todos éstos se consideraban a sí mismos reyes por la Gracia de Dios, por lo que su pacto no era sólo en defensa del absolutismo, sino también de la religión. 

Los principales acuerdos firmados por los integrantes de la Santa Alianza fueron, entre otros: 
  • Respetar  el  reparto  de  territorios  que  se  había  hecho  en  el  Congreso  de Viena y no hacerse reclamaciones territoriales entre ellos (que en unos años se olvidaría).  
  • Mantener  la  vigilancia para  impedir  las  iniciativas  revolucionarias  liberales en  cualquier  país  de  Europa  (que  se  lo  tomaron  muy  a  pecho  en  los  primeros tiempos).  
  • Celebrar periódicamente congresos o reuniones con el fin de adoptar nuevas medidas  si  fuese necesario  (que  lo  fue).  De  esta  manera,  el  dialogo  y  la negociación debían sustituir a la guerra entre las potencias europeas.  
  • Crear una fuerza armada conjunta lista para intervenir en cualquier país en el  que  surgiera  un intento  de  revolución  liberal  contra  el  absolutismo  (que surgió). Se quería evitar con este cuerpo de intervención que se repitiera el caso de  la  revolución  Francesa  y  aplastar  a  los revolucionarios  antes  de  que  se hicieran fuertes en un país. 
La  Santa  Alianza  intervino  con  éxito  en  los  años  20,  ayudando  a  los  reyes  de Nápoles, Piamonte  y  España  a  sofocar  intentos  revolucionarios  para  acabar  con  su poder absoluto. Después de la intervención en España en 1823, la Santa Alianza fue perdiendo fuerza, porque pronto sus integrantes empezaron a tener disputas entre ellos y las nuevas oleadas revolucionarias por Europa se hicieron demasiado numerosas como para poder frenarlas.

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