Eclipsado por otras civilizaciones, el pueblo Íbero, que dio su nombre a nuestra Península, tuvo una cultura avanzada para su época.
El arte Íbero, del que nos han llegado suficientes obras para su conocimiento, es heredero de los tartesos y estuvo muy influido por las culturas griega y fenicia.
Billa de Bazalote (Albacete)
Dama de Elche
León Ibérico
Arte Ibero
Arte Celta:
Urbanismo, arquitectura y escultura
Los Castros celtas
Los pueblos celtas solían asentarse en emplazamientos elevados, en lo alto de colinas o cerros. Estos poblados estaban amurallados y rodeados por fosos, para garantizar su defensa. También solía haber una torre de vigilancia que dominaba amplias extensiones de terreno que les permitía avistar con tiempo las incursiones enemigas.
Estos poblados se denominan castros y su área interior estaba estructurada en espacios adaptados específicamente para cada actividad.
Muchos de estos castros celtas, al ser conquistados por Roma, se convirtieron en importantes ciudades romanas
En la zona central de la Península, junto a los castros, proliferaron la escultura en piedra de grandes animales cuadrúpedos llamados verracos y que se identifican con algunos de etnias celtibéricas prerromanas (vetones, várdulos, turdetanos, etc.)
Lugares sagrados y necrópolis
Las ceremonias religiosas de los celtas se llevaban a acabo al aire libro por lo que no existen templos o santuarios, como en otras civilizaciones, pero sí se han encontrado inscripciones rupestres de lugares consideraban sagrados o donde se practicaban algún tipo de ritos
También se han encontrado numerosas necrópolis celtas.
Orfebrería
La Orfebrería celta fue uno de los campos artísticos más destacados. Se han hallado un gran número de piezas de ajuares como fíbulas, torques, pendientes, collares, brazaletes, cinturones etc. de metales que van desde el hierro, el bronce y metales preciosos.
Las fíbulas eran piezas de metal que servían para unir y sostener partes del ropaje, (cumpliendo la función de los modernos imperdibles). Los torques eran adornos rígidos para el cuello, a modo de collares, usados como símbolo distintivo por las altas jerarquías de las tribus.
El trabajo artístico del metal también se aplicó al armamento, como en la decoración de escudos y cascos y especialmente de espadas, cuyos mangos solían recibir el mejor de los tratamientos. Estas empuñaduras podían llegar a estar enriquecidas con esmaltes, marfiles y piedras preciosas y adornarse con motivos geométricos, zoomorfos y humanos.
La orfebrería celta alcanzó también a los objetos y útiles cotidianos o de tipo religioso, como en el caso de máscaras ceremoniales y calderos
La orfebrería celta alcanzó también a los objetos y útiles cotidianos o de tipo religioso, como en el caso de máscaras ceremoniales y calderos
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